«Vagón italiano, un viaje por la joya del Mediterráneo» de Experiencity (Madrid)

Esta visita al vagón italiano ha sido nuestra segunda visita (la primera para algunos) a este tren tan peculiar de Experiencity Express, ¡y las expectativas estaban por las nubes! Ya disfrutamos muchísimo del vagón inglés, así que quisimos repetir, esta vez cambiando fish & chips por pasta fresca y vino italiano. ¿Estaría a la altura? Te lo contamos todo.

HISTORIA

Uno se esperaba otra cosa, no nos vamos a engañar. Nosotros teníamos la idea de pasar un rato juntos con una comida tranquila en un tren temático, pero no, resulta que, allá donde vamos, somos como el detective Conan o Jessica Fletcher, siempre pasa algo y nos toca ponernos en modo investigador. Total, que un trabajador del Experiencity Express, mientras estábamos a lo nuestro, se nos acercó para pedirnos que descubriéramos qué pasó con su padre, desaparecido en misteriosas circunstancias. Tocará ponernos manos a la obra entre plato y plato para resolver el enigma.

INMERSIÓN

Las instalaciones del local siguen siendo espectaculares. Desde el principio, la experiencia está bien planteada: primero pasamos por el baño y luego, cuando todos hemos pasado por boxes, accedemos al vagón. A primera vista parece que no es muy grande, pero luego uno ve que tiene muchas cosas.

El diseño que ha hecho Experiencity en el vagón italiano es excelente: la decoración está cuidada al detalle y tanto la música como los efectos de sonido refuerzan esa atmósfera italiana que envuelve a uno por completo. Se nota que hay mucho mimo detrás del diseño.

Como punto menos positivo, algunos recursos visuales que aparecen de vez en cuando nos sacaron un poco de la experiencia, ya que contrastaban con lo bonito y elegante del resto del montaje. Sin embargo, esto no empaña en absoluto el conjunto.

En cuanto al game master, aquí su rol es diferente al de otras salas. No es tan omnipresente, pero se encargará de que todo vaya sobre ruedas (literalmente). Serán ellos los que, entre bambalinas, gestionen los tiempos del juego, sirvan cada plato, metan en situación y, por supuesto, lancen una pista si se necesita. Ser discretos y eficientes en esta experiencia es todo un arte, y lo dominan a la perfección.

Éramos cinco personas y pudimos jugar y comer sin grandes problemas, aunque creemos que el número ideal para una experiencia más cómoda sería cuatro.

JUEGO

Este escape tiene una dinámica distinta al resto: vais resolviendo puzles para alcanzar distintas «paradas» del tren y en cada una de ellas los tripulantes os sirven un plato. Es una mezcla entre juego y gastronomía muy bien pensada que mantiene el ritmo constante y hace que la experiencia fluya sin interrupciones.

Los puzles son variados, están bien integrados en la historia y son lo suficientemente accesibles como para que se puedan resolver sin estrés entre plato y plato. Aquí no se busca el reto extremo, sino disfrutar del juego mientras se come. Y, en ese equilibrio, la experiencia brilla.

En cuanto a la comida, solo podemos decir: «Mamma mia!». Cada plato estaba delicioso, con porciones generosas y una presentación cuidada. El menú recomendado por la sala nos pareció muy acertado, pero es posible adaptarlo si alguien tiene alergias o, simplemente, preferencias distintas. La calidad de la comida está a la altura de un buen restaurante italiano, lo que eleva aún más la experiencia.

Otros jugadores opinan: