«Megachef» de Clue Hunter (Valencia)

Teníamos nuestras reticencias porque es una sala competitiva, pero cada vez que oíamos hablar de Megachef de Clue Hunter escuchábamos maravillas, así que cuando relajaron las restricciones y pudimos planear una ruta tras dos meses de abstinencia escapista, nos apresuramos a incluirla. Nuestra intuición nos hizo dejarla para el final para quedarnos con mejor sabor de boca, a pesar del riesgo de empanada mental por cansancio, y vaya si hicimos bien…

HISTORIA

La historia no es demasiado compleja, pero la llevan a cabo con una maestría brutal. Vamos al grano: somos participantes del concurso de cocina más famoso de la parrilla televisiva. Como cocineros amateurs, deberemos demostrar de buena tinta hasta qué punto somos la leche tirándonos el pisto con tres platos: un primero, un segundo y un postre. El equipo que mejor siga la receta, gana. Blanco y en botella.

INMERSIÓN

Lo primero que sorprende es el recibimiento de la game master. Metida totalmente en el personaje de juez del programa, solo con su presencia escénica al fondo del pasillo ya te pone los pelos de punta. Pero es que entrar a la sala de juego es una experiencia en sí misma. La ambientación está tan lograda que parece de verdad que estés entrando en una versión en miniatura del plató del programa. La música, las luces, los elementos decorativos y, por supuesto, los puestos de cocina. Todo está ahí.

No da tiempo a superar la primera impresión antes de que la game master, que es obviamente quien corta el bacalao aquí, abra la boca y proceda a explicar cómo funcionará el juego y lo dispuesta que está a ponernos a caldo si nuestras recetas no cumplen con sus expectativas, cosa que ocurre prácticamente siempre, así que tranquilizaos y que os importe un pimiento. Aquí habéis venido a ganar jugar.

Pero no todo en esta señora es mala uva. Sus pistas son de las más útiles y a la vez más sutiles que hemos tenido el placer de recibir, y sus interacciones con los jugadores una vez empezado el juego son sencillamente de lo más divertido. Si el juego mola tanto es gracias a ella, que lo tiene pan comido para encandilar a unos jugones como nosotros. 

JUEGO

Por otra parte, la verdad es que este juego es tan atípico que cuando dan el pistoletazo de salida cuesta un poco avanzar, porque no te entiendes ni papa. Eso sí, una vez pillas la dinámica, es un no parar, porque la fluidez entre fogones es buenísima. De hecho, no te puedes permitir el lujo de empanarte. Son 60 minutos muy intensos en los que deberás trabajar con tu compañero de equipo cagando leches si quieres cocinar más rápido y mejor que el equipo rival.

Los puzles, por su parte, están fantásticamente integrados con la temática de juego. Antes de empezar, no teníamos muy claro hasta qué punto iba a ser factible tener puzles de cocina, pero ya os decimos que no solo no decepcionan, sino que impresiona lo originales que son, la cantidad que hay y, en ocasiones, incluso su dificultad. ¡Los hay con los que debéis comeros mucho el coco para sacarlos!

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