«La habitación del ilusionista» de Funny Games (San Vicente)

¡Primera sala de San Vicente! A ver, seamos sinceros. De San Vicente no conocíamos nada más que la universidad, y nos parecía un tanto extraño que hubiera alguna sala de escape, pero, gracias a que estamos abiertos a todo (a cualquier sala, quiero decir…), descubrimos lo que en ese momento nos parecía las salas más apañadas de la zona. Y sí, nos estrenamos con La habitación del ilusionista de Funny Games.

HISTORIA

La historia nos obligará a meternos de lleno en la investigación por la desaparición de Simon Murray, un ilusionista obsesionado con Houdini treinta años después de su muerte. 

INMERSIÓN

En este punto hay que felicitar y destacar muy especialmente al Game master, que, desde el momento en que se reserva la sala, ya te está metiendo en situación de una manera muy original (probadlo, y ya comprobaréis el detalle para el pago). Ahora llama menos la atención, pero en ese momento el acting inicial fue pionero en la zona, lo cual tiene su mérito. 

En cuanto a la sala en sí, tiene una ambientación correcta, sobresaliendo en algunos detalles que, por supuesto, no desvelaremos. Si en este apartado incluimos la manera de contar el tiempo y hacérnoslo saber, entonces debemos aumentar la puntuación. De nuevo, el Game Master saca lo mejor de sí y su actuación y nos ayuda a introducirnos en la historia como casi ningún otro.

JUEGO

Al ser una de las primeras salas que hicimos, la dificultad nos pareció un poquito más elevada de lo que realmente es. Eso lo único que no nos permite decir que es una sala perfecta para iniciarse. Esta parte debemos enlazarla con la fluidez y las pistas. En todo momento hubo cosas que hacer, pero, debido a nuestra falta de experiencia, tuvimos que recurrir a prácticamente todas las pistas que nos ofrecían (cinco en total, aunque puede que ahora sí sean ilimitadas). La forma de darlas es el motivo de nuestra nota. Lejos de utilizar el walkie, cosa que las primeras veces siempre parece muy innovador, en este caso teníamos que estar pendientes del buzón. Era una forma sencilla, pero muy efectiva y muy dada a recordarse con el tiempo.

En originalidad debemos tener una queja, y es que, por el tema que tiene, se podría haber usado más otros tipos de puzles que conllevaran usar objetos de trucos de magia y cosas por el estilo en lugar de tanto candado. No obstante, el hecho de ser una sala tradicional es otro motivo para decir a los iniciados «Eh, ¡empezad por aquí!».